DENTRO DE UN SUBMARINO
Hace unos días viajé a Cartagena y tuve la oportunidad de entrar en un submarino. En el reportaje conocí a Estefanía Ruíz, la única marinera torpedista de la Armada, quien con toda su paciencia, nos enseñó por dentro el enorme vehículo.
Visto desde el puerto, impresionan sus dimensiones, y por dentro la estrechez del lugar hace que te muevas con dificultad y que te preguntes cómo pueden convivir 65 personas ahí metidas durante 25 días.
No obstante, no le falta detalle. Desde las cocinas, el minúsculo comedor, los dormitorios, una única ducha y dos letrinas, hasta las salas llenas de válvulas, botones y luces desde donde se maneja el timón y se “controla la guerra”, e incluso la sala de los torpedos, el lugar donde se preparan los dispositivos para el ataque.
Lo cierto es que un submarino de estas características puede intimidar, pero en realidad, y a pesar de estar preparados para entrar en acción, su función y su arma más potente es la información y la escucha, es decir, ver sin ser vistos.
Estefanía nos habla de la Armada, del sentimiento de unidad, de esa segunda familia con la que convive de forma muy estrecha, del orgullo del que sabe que su misión es importante y de ese peligro en el que no piensan demasiado pero que está presente cuando tu misión es la de proteger tu país.
Tiene 30 años y familia numerosa con tres niños. Compagina el ámbito militar y familiar coordinándose con su marido, que trabaja en el mismo submarino. A la pregunta obligada de ¿Mujer y ejército? Ella responde automáticamente, con el desparpajo de quien está acostumbrado a esa pregunta y hasta cansado de ella. Nos relata que no es la única mujer. Tiene otras 4 compañeras que trabajan en el submarino y son de rangos diferentes. Por otro lado, nos habla de que el ejército pone a su disposición medidas de conciliación que afectan tanto a madres como padres.
Ojalá llegue un día en el que dejemos de hacer reportajes de mujeres en profesiones que tradicionalmente eran masculinas, ya que eso significará que habremos llegado a una igualdad, y dejará de ser noticia.