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Descubrir la zona del Colca, uno de los cañones más profundos de la tierra con unos 3.400 metros, te adentrarà en la sierra peruana y conocerás a sus habitantes, que a pesar de estar acostumbrados al turismo, aún mantienen gran parte de sus tradiciones y forma de vida. Lo verás en sus ropas, en sus costumbres, en sus lazos con la tierra y por supuesto, en su gastronomía. Atentos también a los inmensos paisajes que te harán sentir pequeño al pensar en cuantas culturas han vivido en estas tierras antes de que tú las visites. 

El viaje puede durar el tiempo que quieras ya que hay muchísimo que descubrir, pero lo IMPRESCINDIBLE puedes verlo en dos días.

 

PRIMER DÍA

 

Comenzamos nuestra ruta desde la Ciudad Blanca de Arequipa. Cada mañana un gran número de autobuses se llenan de viajeros rumbo al lugar donde el cóndor desafía la gravedad con su vuelo.

 

La primera parada es en la región de PATAHUASI, dentro de la Reserva Nacional de Salinas y Aguada Blanca (Merece una reseña aparte). Una pequeña parada a 3.900 metros del nivel del mar, donde se puede tomar mate de coca en un pequeño establecimiento para tratar de aclimatarnos y no sufrir de Soroche (mal de altura). También ofrecen otro tipo de mates, coca para mascar y algún aperitivo (no aconsejable si es tu primera vez a esa altitud ya que te puede estropear el resto del viaje por mareo o indigestión)

 

Es una parada con aseos. Una pequeña moneda será suficiente para poder usarlos. Si tienes tiempo puedes entretenerte observando puestecillos de ropa  que las mujeres de la zona ofrecen en ese sitio tan estratégico por el correr de viajeros.

 

Consejo: Hay puestos de ropa, comida y regalos a lo largo de todo el camino. Merece la pena curiosearlos y colaborar con la economía local adquiriendo algún recuerdo o degustando los sabores de la zona, pero recuerda que estàn puestos de forma estratégica por y para los turistas. Trata de no perderte en las compras y disfruta del paisaje  y de sus gentes. Huye de la multitud que no te deja ver la realidad de la vida cotidiana de los que allí habitan.

 

Es parada obligatoria cuando en el borde del camino se ven camélidos. Algunos están en libertad, pero otros son rebaños guiados por pastores de la zona que, por la voluntad, te permiten hacer fotos de los animales. Puedes encontrarte con Alpacas, Llamas, Vicuñas o Huanacos. 

 

El siguiente destino es PATAPAMPA, o el Mirador de los Volcanes. Aquí estaremos a la máxima altura de la excursión, unos 4.900 metros.

El paisaje es sobrecogedor. Diferentes volcanes, algunos humeantes, nos rodean. Pareciera que observan impasibles, a aquellos que pasamos mientras ellos no cuentan los años sino los milenios (El Misti, Chachani, Ampato, Sabancaya, Hualca Hualca, Chucura, Mismi, Ubinas)

 

Por otro lado, estos imponentes cráteres no son lo único que llama la atención. Allá donde pose tu vista verás montículos de piedras amontonadas unas encima de las otras. Algunas son recientes, otras se posaron hace siglos. Se llaman “Apachetas”, ofrendas de nativos y viajeros a la Pacha Mama (Madre Tierra) y a los Apus (montañas o dioses andinos).

 

Tras un ratito màs de viaje llegamos al lugar que se suele tomar como base para explorar el Cañón. El pueblecito de CHIVAY, en la provincia de Caylloma. Aquí hay que comprar un boleto turístico para poder acceder a los diferentes lugares del valle. Dependiendo de si eres peruano, latinoamericano o de otros países, el precio oscila entre 20 y 70 soles. Ese dinero está destinado al mejoramiento y la promoción de la zona.

 

Nota importante: Exigid siempre que os den el boleto turístico físico. Si no hay boleto, es posible que vuestro dinero nunca llegue al destino correcto. Cuidado con la picaresca.

 

Es un pueblecito fundado por españoles y el único lugar del valle en el que encontrarás servicios como cajero automàtico, oficina de turismo o policía. Te recomiendo sacar dinero y llevar efectivo.

 

Chivay es un buen lugar donde descansar antes de adentrarte por el cañón. Puedes pasear por su plaza de armas coronada con una iglesia blanca, admirar las múltiples y coloridas estatuas que muestran diferentes bailes regionales y entrar en el mercado donde descubrir la gastronomía de la zona. Hay múltiples restaurantes donde puedes probar la comida, pero mi recomendación es que huyas de los buffet libres y de las aglomeraciones de turistas.

 

Por otro  lado, en Chivay puedes andar, coger un taxi o autobús hasta las Termas de La Calera, donde bañarte en piscinas termales naturales mientras  te relajas y observas el paisaje de los Andes. ¡Ojo! La salida del agua puede ser algo dura.

Aquí mismo puedes columpiarte sobre el Río Colca o usar la tirolina.

Existe la posibilidad de dormir en un hotel con termas si estás cansado o te apetece algo más de privacidad.

 

SEGUNDO DÍA

 

Hay que levantarse pronto porque hay que llegar a YANQUE sobre las 6.00  de la mañana. Cada día, en la plaza de armas, a los pies de la iglesia de la Inmaculada Concepción, jóvenes de la zona representan uno de los bailes típicos más representativos, el WITITI. Danza de guerra o de cortejo (no se sabe a ciencia cierta), en el que hombres y mujeres se mueven al son de la música. Los hombres visten ropa femenina y portan hondas que hacen girar a la vez que sus faldas.

 

¿Llevas prismáticos? La siguiente parada y el objetivo del viaje para muchos es LA CRUZ DEL CÓNDOR, donde podrás dejarte impresionar por uno de los animales más mágicos del camino. Ya sea en bus o haciendo senderismo, has de fijar en tu memoria el impresionante paisaje del cañón, rodeado de terrazas labradas con los productos de la zona, ruinas preincaicas como las tumbas en lo alto de las paredes, sobrecogerte por la inmensa caída hasta ver el río, y donde, a lo lejos podrás disfrutar con la vista del imponente nevado Mismi, que se alza majestuoso a más de tres mil metros sobre el cañón.

 

Si quieres asegurarte, o tener más posibilidades de ver al Cóndor, hay que ir en época seca, de abril a octubre, y a primera hora de la mañana, que es cuando pueden aprovechar las corrientes térmicas del cañón y planear a su antojo. Su vuelo sobrecoge al que lo ve y su envergadura puede superar los tres metros.

 

Hasta aquí lo imprescindible, pero hay mucho, mucho, mucho más. El cañón es increíblemente extenso y ofrece al viajero un sin fin de aventuras y experiencias. Adentrarse en el cañón con un buen guía local para admirar sus paisajes y dormir en bungalows, conocer pueblos más auténticos y alejados del ajetreo del turismo donde descubrir gentes y tradiciones milenarias, o degustar productos de la sierra peruana.

 

Desde Chivay podrás moverte y regresar a Arequipa o poner rumbo a otra zona, como por ejemplo Puno, donde encontrarás el Lago Titicaca y sus diferentes islas.

¿CON QUÉ COMPAÑÍA CONTRATAMOS EL VIAJE?

 

Las carreteras son muy peligrosas y en Perú se conduce de forma temeraria. La mejor forma de viajar es en autobús, pero no en cualquier autobús. Conviene confiar en compañías locales serias que apuesten por la seguridad.

 

La visita guiada de Arequipa y el viaje al Colca lo realizamos con: Acuariu´s Travel, una oficina turística que está al lado de la Plaza de armas. Aquí os dejo la web.

 

Veníamos recomendados por otros viajeros que nos encontramos en la ciudad, y efectivamente, cumplieron todas nuestras expectativas. El trato fue estupendo y nos  informaron de todo lo que podíamos hacer en el tiempo que teníamos, así como recomendaciones para continuar nuestro viaje de forma independiente a ellos.

Los guías que tuvimos eran experimentados y conocían todos los secretos. No fue solo un viaje lleno de datos, si no que también nos ayudaron a entender la cultura y la forma de vivir de los habitantes de la zona.

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